Buenos Aires, Argentina, 2011
De acuerdo con la estadística mundial, la cantidad de aficionados de correr maratones está creciendo año tras año. En 2010, aproximadamente 500 mil corredores terminaron diferentes maratones en los Estados Unidos (EE.UU. Ejecución del informe nacional de 2010). Carrera popular es una de las formas más útiles de la cultura física. Ningún otro tipo de deportes no puede compararse con la carrera por su inversión mínima. Comenzar a trotar puede permitirse casi cualquiera persona más o menos sana, incluso muy lejana del deporte. A menudo, la carrera a pie es un medio de la salida de la crisis de la edad media. Un gran número de personas en todo el mundo encuentran en la carrera no sólo un gusto sino también un nuevo objetivo, inclusive el sentido de la vida. El maratón es una especie de la cumbre de las esfuerzas del corredor. Es que correr un maratón para una persona normal y corriente es como hacer la cumbre de Everest para un escalador. Es tan interesante el qué se puede experimentar después de haber estado en la cima del mundo. Y éste sentimiento te cambia para bien. Para tener éxito, sin riesgo de la salud, en la carrera maratoniana (42km 195 m), debe entrenar duro. En promedio, los planes del ciclo del entrenamiento clásico para prepararse correr un maratón contienen 16-18 semanas. Los entrenamientos pasan seis días por semana.
Correr el maratón había sido mi sueño desde hace 12 años. Esta historia cuenta de cómo cumplí mi sueño.
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Antes de empezar a entrenarme, decidí a escribir mi plan día tras día y poner las hojas en la pared de mi dormitorio.
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La primera semana, 85 km. Diario: La primera semana ha pasado. Fue duro. No siento ninguna ligereza y agilidad. Las piernas son muy pesadas. Sigo esperando cuándo esa pesadez desaparece.
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Durante la carrera el cuerpo pierde grandes cantidades de líquido, por lo que durante una carrera de larga dictancia es necesario tomar agua. Después del entrenamiento en la ropa se quedan las manchas de sudor.
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La segunda semana, 89 km. Diario: Mis pensamientos todo el tiempo giran alrededor de la carrera. Ahora para mi no existe la idea del hambre / saciedad. Pienso en la comida en las categorias de digestión: ya digerí / todavía no he digerido. ¿Qué es lo que se digiere más rápidamente, un plátano o un alfajor?
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Durante la larga distancia puede rozar en cualquier parte de los pies. Para evitar estos problemas, me proveí de suficiente cantidad de emplasto. Diario: Todo el tiempo tengo que observar mi técnica de correr. Los movimientos resultan más armoniosos, fuertes, coordinados, si siempre imaginarlos en la cabeza.
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Diario: Así he corrido mis primeros 27 km en mi vida. Traté de concentrarme exclusivamente en el camino, cayendo en una especie de meditación. En este estado era bastante fácil moverme, pero tenía que regularmente "agarrar la cola " de este sentido de la automaticidad. Creo que la fuente principal de esta meditación es el control del pulso. Cuando empezaba a saltar entre los charcos o preocuparme por algo, el pulso aumentaba inmediatamente, y yo perdía el control en un momento. Pero no puedo decir que era puro automatismo. Tuve una sensación como si en mi pecho estuviera un globo ligero, que mantenía la liviandad en el cuerpo. Después del final de la ruta llegó el cansancio absoluto y intenso dolor en las piernas. Apenas troté hacía mi casa. La ropa está toda mojada. Perdí alrededor de 2,5 kg de líquido. La fatiga es de pies a cabeza. No tenía ganas comer ni beber, sólo ir a la cama. Como si yo estuviera a punto de enfermarme. Cuerpo caliente. Me duelen los músculos. Me duelen los articulaciones. En estado demente pasé unos 1,5 horas acostándome en la cama. Luego, después de comer el borshch, me sentí mucho mejor.
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La tercera semana, 89 km.
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En el inicio del ciclo de entrenamiento el cuerpo puede jugar diferentes "trucos " en la forma de dolor o edema. Hoy me desperté con la "cara de resaca" En la víspera tuve un día de descanso, y después de los duros 24 kilómetros de anteayer bebí mucha agua durante todo el día. El resultado, en realidad, en la cara se lo dice.
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Diario: Toda esa historia sobre el maratón es un viaje hacia su propio cuerpo, en su alma. Adentro al interior. Después de todo, me siento cada célula de mi cuerpo. ¿Hay posibilidad mostrar el resultado de estos cambios del interior? Tanto el mal como el bien, tanto en el desarrollo como la regresión.
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La cuarta semana, 79 km. Durante el entrenamiento de cuatro meses hay que luchar contra los ataques muy fuertes de la pereza. El organismo, cansado del entrenamiento diario, paraliza la fuerza de voluntad, y a veces me toca sacarme al aire con mucho esfuerzo.
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Diario: Hoy en día, los músculos como si estuvieran vacíos. Fue una ligereza agradable y esperada. En los músculos se sentía la energía palpable, deseaba correr un kilómetro tras otro.
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La quinta semana, 77 km. Diario: ¿Para qué correr el maratón? Durante los entrenamientos prolongados ya te abres a ti mismo de un lado totalmente diferente. Sin embargo, el maratón, como la corona, te puede dar una revelación. Yo creo que es más que el yoga, porque se necesita arar mucho más. Sin un trabajo largo, diario, sudoso en sí mismo es imposible alcanzar el objetivo general. Y después sean el siguiente nivel, la nueva altura, la nueva frontera, un nuevo estándar de comprensión de sí mismo y las cosas alrededor. Mientras tanto es una enigma, pero ¿qué es lo que está por ahí, tras de "la pared "? Correr es una energía pura. Corriendo estoy aprendiendo a manejarlo. Eso es la base, la quintaesencia del movimiento.
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Diario: Parece que ultimanmente me hago mas sentimental. Ayer cuando me imagine como correría el maratón me puse a llorar.
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La sexta semana, 79 km.
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Diario: Hoy, después de 20 km, las condiciones y estado de ánimo están excelentes. En el principio hubo un momento, cuando yo no quería correr en absoluto, era difícil, las piernas estaban muy pesadas. Pero lo acepté como una realidad, una aventura, como el próximo obstáculo o, mejor dicho, conocimiento con algo nuevo en mi camino. Y nuestro conocimiento salió bien. Las piernas entendieron todo y se callaron, comenzando a trabajar. Y al final, sentí una increíble dulzura, como si viniera de las mismas células, una especie de vibraciones sutiles, y la euforia en toda y cada partícula del cuerpo. Gracias a mis piernas.
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La séptima semana, 58 km. Diario: Los días felices ya están detrás de la realidad, y yo entré en un período largo y oscuro de la apatía desesperada. Cuando no te alcanza enteramente la fuerza para completar los ejercicios, el dolor y el desconforto en las piernas me persiguen, como si fueran pegados, y sentimiento de perdición irremediable buscando éste lo perdido, la ligereza justa, todo eso se convirtió en mi condición normal y corriente.
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Diario: El descubrimiento principal que hice durante este período es una completa ausencia de conexión entre el bienestar antes del entrenamiento y la capacidad de ejecutar lo previsto. Espíritu combativo, la energía que se llena el cuerpo antes de correr pueden transformarse en una debilidad traidora y los pensamientos mezquinos de terminar el entrenamiento dentro de 5-7 km después de la salida. El organismo se amotina y no presta ninguna atención en todas mis ambiciones de la mañana, cubriendo por la flacidez y paralizando la voluntad...
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... y, al revés, la pereza, excusas y protestas débiles del cuerpo antes del entrenamiento se evaporan en 2-3 km después del inicio del movimiento, a través del cuerpo corre una ola de energía, calentando el tejido muscular desde adentro, y parece que, sin la pesadez familiar de las piernas, voy a planear como una águila.
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Octava semana, 72 km. Diario: ¡Caramba! Rocé el ombligo después de 18 km de carrera ... Me tocó emplastarlo.
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Diario: Hoy en día el último kilómetro era muy duro, tenía ganas de abandonar la distancia. Las piernas estaban como de plomo. Y ahora, unas tres horas más tarde, ocurrió una conversión maravillosa. Si ahora me dejaran ir en la pista, correría sin poner los pies en el suelo. Es una especie de euforia. Que se guarde, que conserve ese sentimiento. Tengo sensación como si resplandeciera de dentro, como si fuera adentro una bola energética. ¿Por cuánto tiempo lo hará en mí? ¡Qué cosa tan interesante es la carrera! Puede dictar sus propios términos, someter toda tu existencia, pero con el tiempo te devuelva mucho mas.
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Diario: Cuando las fuerzas se acaban, me vuelvo más irascible. Me enfurecen los niños en las bicicletas y las mujeres tontas, montando sobre las ruedas en una posición de medio-split. También me enfurece cuando una familia calmosa no me deja pasar. Me enfurece la gente que intenta demostrarme con gestos que correr mucho es malo para la salud, y como en broma me explican que, bueno, ¡cuántos kilómetros más puedes correr! ¡Ya basta, che!
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Novena Semana, 7 km. Diario: La enfermedad. Fiebre de 38. Debilidad. Dolor en la garganta. Todo se lo llevó el viento.
Semana Décima, 42 km. El la enfermedad me calmó, moderó mis propias exigencias cumplir todo lo que está escrito en el plan. Con todo, veo que el plan está demasiado para mí. Es evidente, que el plan conviene a los muchachos fuertes que año tras año intentan a correr el maratón en tres horas.
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Diario: la primera intermitencia se ocurrió hace tres semanas, cuando no pude correr los 32 kilómetros por la falta completa de la energía. Estaba desolada y apachurrada. Quería llorar a gritos, que tanta pena me dio. Al día siguiente decidí a tomar la revancha, pero igual no salió nada. Físicamente, una vez más, fue muy duro, pero mentalmente por fin me sentí mejor. De todos modos, no es una cuestión de vida o muerte, ¿verdad? Resfriándome, me calmé tanto que decidí romper definitivamente mi plan querido y me fui para una semana a disfrutar la nieve y montar en la tabla.
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Undécima semana, 0 km. Diario: La nieve, snowboard, las rodillas hinchadas. La carrera era superior a mis fuerzas.
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Duodécima Semana, 35 km. Tras una semana de snowboard siguen doler gravemente las rodillas. Me toca poner “toneladas” de crema calentadora para reducir el dolor al mínimo. La debilidad en todo el cuerpo me perseguía hasta el final de la semana.
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Decimotercera semana, 61 km. Diario: Yo volví. Por fin la pasividad, apatía desaparecieron.
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Décimocuarta Semana, 65 km. Después de hacer una carrera prolongada (28 km), logré librarme del miedo ante la larga distancia, que había aparecido después de varios intentos fallados superar la extensión de 30 km.
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Décimoquinta semana, 61 km. Diario: A veces, cuando estoy apesadumbrado particularmente, me rompen la cabeza las ideas tipo "¿Adonde me metí ?" Y sé que retrocederé de ninguna manera.
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Décimosexta semana, 57 km. Diario: No puedo creer que el maratón se acerca tan rapido. La preparación es tan larga que el proceso del entrenamiento se convierte con el tiempo en una rutina y parece que esta lata no tenga fin. El objetivo está tan lejos que lo mejor sea no recordarlo. No parece ser algo real.
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La decimoséptima semana, 55 km.
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Diario: ¿Por qué elegí precisamente la carrera? ¿Que especialidad, atracción tiene la carrera? Para mí es una base indiscutible para todo tipo de deportes, es el fundamento y materiales de construcción al mismo tiempo. La carrera es el color blanco, la falta de información visual. Pero el color blanco al mismo tiempo es más complejo de todos los colores, es una síntesis de todos los colores. Y la carrera, esas interminables, aburridos movimientos repetitivos millones de veces desarrollan todos los lados de mi personalidad. Los músculos, articulaciones, corazón y sistema circulatorio. El pensamiento, la actitud, el carácter, la paciencia y la fuerza de voluntad. Y lo más importante, es esa meditación, en qué a veces tengo suerte de caer. Esto es algo nuevo y aéreo, algo diferente. Esta dulzura de los músculos, esta bola extraña de energía dentro de mi que se puede radiar y hacer rodar.
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El estado de ánimo salta tras la condición física que da malas sorpresas. Por un lado, estoy a punto de enfermarme, por otro, me peleo con fuertes ataques de energía salvaje. Espero una revelación de mi cuerpo. Al final de un largo y difícil camino quiero encontrar un tesoro. Y tengo miedo de caer en una falta, me temo no resistirme, quebrantarme.
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Décimoctava semana, 73 km (incluyendo el maratón). Total de 1.084 kilómetros. Resultado en el maratón es 3 horas 49 minutos 4 segundos.
Por la mañana debido a la fuerte emoción previa ante el arranque se me ha olvidado de emplastar las piernas (lo que día tras día había hecho durante los últimos 18 semanas). El resultado en toda su pompa se puede ver en la foto.
Diario: En el kilómetro 21, yo estaba fresca como una lechuga. Realmente estaba disfrutando de la facilidad, del poder, del control de la carrera. Después de 31 kilómetros tuve un pequeño miedo ante lo desconocido, pero no pasó nada extraordinario. Desde este tiempo empecé a adelantar a la gente en multitud. Ah, ¡que placer dejar muchedumbres de hombres musculosos detrás de mí y entender que yo soy más fuerte, que todavía tengo un montón de fuerza e incluso puedo acelerarme! Cuánto ánimo me da! Me alcanzaron las fuerzas para hacer buena recta final. La meta - y yo estoy volando. La increíble ligereza y la debilidad cubren el cuerpo. Esta condición dura unos 20 segundos, hasta que dejo de moverme. Los músculos se ponen dolorosos de inmediato. Al fin la vista del talón sangrante me mató definitivamente.
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Diario: Después del final, unos minutos más tarde, no había ninguna emoción, sólo tristeza suave de que ya se terminó. Lo que un sueño se convirtió en la realidad. Pero no había alegría ni pacificación. Sólo la tranquilidad.
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Diario: No pasó nada extraordinario conmigo. No me enfrenté con la pared, no pasé a través de las torturas del infierno para superarla. Vi en los rostros de algunos corredores de maratón, cuál es el precio de esta lucha. Con mucho gusto y placer, desde el primero hasta los últimos metros, corrí mi primer maratón. Mi resultado fue en seis minutos menos de lo previsto. Increíblemente agradable escribir la palabra "maratón " con respecto de mí misma. Yo corrí el maratón. ¡Sumamente agradable!
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Y ahora, por la vieja tradición, se puede cortar el pelo.
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Diario: ¿Por qué elegí el maratón? No tengo ninguna explicación razonable de este tema. Creo que el maratón me eligió a mí. Toda mi vida yo corría las distancias cortas de 100 a 400 m, y si lo deseara, podría tener éxito en este negocio. Pero en realidad, siempre tenía el deseo más querido, hasta temblor en mis manos, correr un maratón. Esta gran distancia, su inaccesibilidad me ha cautivaron desde la infancia, y me alegro tanto que mi sueño se cumplió.
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Diario: Después del final, volviendo en sí, marché renqueando a lo largo de la ruta del maratón. Algunos corredores pasaban los últimos kilómetros con el grande sufrimiento en su rostro! Pero seguían corriendo. Algunos no podían correr, continuando avanzar en una extraña técnicade saltos y contracción. Había gente gorda y vieja, con los enfermos tobillos, rodillas, caderas, había gente extraña, que, parecía que, estén fuera de lugar en el maratón. Nadie les obligó hacerlo, y casi nadie les apoyaba. Pero corrían, perdiendo los restos de las fuerzas, se acercaban inexorablemente hacia la línea de meta de la gran distancia. Estoy segura que para la mayoría de los corredores fue el primer maratón en su vida. Han logrado sacudir sus huesos e intentar a empezar una nueva vida, y el hecho de que fueron capaces de correr los 42 kilómetros, nos hace mejor.